Teniendo en cuenta que el progreso tecnológico continuo, acelerado e irreversible y que no podemos detenerlo y volverlo atrás, hay que tratar que sus consecuencia en el ámbito de la cultura no se enfrente con la concepción que tenemos del hombre. Para esto, debemos tratar que la tecnología tenga una dimensión humana:
“HUMANIZAR A LAS MAQUINAS Y NO ROBOTIZAR A LOS HOMBRES ”
Estamos convencidos de que humanismo y tecnología pueden y deben marchar en completa armonía. Utilizando la tecnología y sacarle el máximo provecho sí, pero no al precio de convertirnos en esclavos de ella.
Para el hombre de fines de este siglo, la tecnología es la principal herramienta de trabajo; hay que conocerla para poder sacarle racionalmente el máximo provecho, siempre en función del impacto sociocultural que descarga sobre el destinatario.
Entendemos por cultura tecnológica a un amplio espectro que abarca teoría y practica, conocimientos y habilidades. Por un lado, los conocimientos (teóricos y prácticos ) relacionados con el espacio construido en el que desarrollamos nuestras actividades y con los objetos que forman parte del mismo; y por el otro, las habilidades, el saber hacer, la actitud creativa que nos posibilite no ser espectadores pasivos en este mundo tecnológico en el que vivimos.
En resumen, los conocimientos y habilidades que nos permitan una apropiación del medio, como una garantía para evitar caer en la alineación y la dependencia.
Dentro de este panorama la escuela tiene u papel protagónico que cumplir. Al incluir a la tecnología como disciplina dentro de la formación general, permite visualizar la nueva estructura social que esta surgiendo como consecuencia de la llamada “revolución científico – tecnológica ,” permitiendo comprender y, por lo tanto, actuar eficazmente frente a la transformación que, debido a la creciente globalización, nos impacta cotidianamente.-
“HUMANIZAR A LAS MAQUINAS Y NO ROBOTIZAR A LOS HOMBRES ”
Estamos convencidos de que humanismo y tecnología pueden y deben marchar en completa armonía. Utilizando la tecnología y sacarle el máximo provecho sí, pero no al precio de convertirnos en esclavos de ella.
Para el hombre de fines de este siglo, la tecnología es la principal herramienta de trabajo; hay que conocerla para poder sacarle racionalmente el máximo provecho, siempre en función del impacto sociocultural que descarga sobre el destinatario.
Entendemos por cultura tecnológica a un amplio espectro que abarca teoría y practica, conocimientos y habilidades. Por un lado, los conocimientos (teóricos y prácticos ) relacionados con el espacio construido en el que desarrollamos nuestras actividades y con los objetos que forman parte del mismo; y por el otro, las habilidades, el saber hacer, la actitud creativa que nos posibilite no ser espectadores pasivos en este mundo tecnológico en el que vivimos.
En resumen, los conocimientos y habilidades que nos permitan una apropiación del medio, como una garantía para evitar caer en la alineación y la dependencia.
Dentro de este panorama la escuela tiene u papel protagónico que cumplir. Al incluir a la tecnología como disciplina dentro de la formación general, permite visualizar la nueva estructura social que esta surgiendo como consecuencia de la llamada “revolución científico – tecnológica ,” permitiendo comprender y, por lo tanto, actuar eficazmente frente a la transformación que, debido a la creciente globalización, nos impacta cotidianamente.-
